El pasado 30 de abril, el restaurante Colonial Norte (www.colonialnorte.net), situado en el Centro Comercial de lo que fue la antigua estación de Príncipe Pío de Madrid, fue el recinto seleccionado para realizar una nueva jornada promocional de nuestra Ría de Muros Noia (www.riademurosnoia.com)
Para esta presentación ante un notable grupo de unos 40 periodistas especializados en turismo (representantes de medios locales y nacionales, de revistas de temática turística, de prensa digital o periodistas especialistas en gastronomía) la opción escogida fue jugar con nuestro triángulo mágico: producto – cocineros – destino.
La potenciación de nuestra ría, apoyada en esa triple figura, ofrece una consistencia de oferta y discurso absolutamente imbatible.
Dos de los representantes de nuestra cocina: Olga Gómez, del Hotel de Naturaleza Pesquería del Tambre, y José Senande, del Hotel Restaurante A Muradana, fueron en esta ocasión los encargados de lucir ante los presentes toda la capacidad culinaria que han adquirido enfrentándose (que no peleándose, como explicamos hace unos días) con un producto único de una calidad mundial. Esta relación, basada en el respeto y en el buen trato da lugar a un resultado brillante, que constituye uno de los grandes atractivos de nuestra ría.
En la Ría de Muros Noia, los productos forman parte del paisaje. Son parte del bullicio de nuestros puertos o nuestras lonjas. Están presentes de forma espectacular en mercados y plazas. Componen un paisaje humano en la actividad marisquera. Están presentes en nuestro trabajo, en nuestros símbolos y en los elementos decorativos.
Para nosotros, además, son un arma definitiva para presentar otros apartados. En el Restaurante Colonial, además de acompañar unas pinceladas generales ofrecidas por el director de RVEdipress, Fernando Valmaseda, sirvió de sustento para que Sebastián Valverde presentase el futuro RAID de Turismo Industrial (que empezará a funcionar este verano) o la Travesía Náutica a Compostela.
Confirmado: la combinación de este producto excepcional, añadida al buen trato y naturalidad de nuestros cocineros y a la belleza del destino, abre todas las puertas.
Las presentaciones en vídeo y el extraordinario nivel culinario de los platos presentados, alcanzaron un completo consenso entre los invitados. En muy pocas ocasiones es posible asistir a un sentimiento tan generalizado de satisfacción.
Comenzamos con un peculiar aperitivo, que debería convertirse ya en una de las marcas de nuestra Ría. Anticipando el declive del gin-tonic, es inevitable que otros combinados pasen a ocupar su lugar. El Bloody Mary tiene todas las papeletas para convertirse en una de las estrellas… y especialmente la peculiar interpretación de Olga Gómez, quien sustituyó la sal por agua de nuestro mar y la aceituna por un berberecho de la ría. El Bloody Mary, Ría da Estrela, merece ser un fijo de nuestra hostelería.
A continuación recibimos dos variedades de escabeche. Uno contundente y de formato tradicional, que consiguió que todos pensásemos que los mejillones han venido al mundo para esto, y otro, mucho más suave (casi un intermedio entre escabeche y preparación “a la gallega”) que convertía la caballa en un deleite.
Unas deliciosas navajas a la plancha hicieron de comodín antes de recibir al plato estrella: el ya famoso pinto curado con el que José Senande dejó sorprendidos a los comensales: un corte finísimo y un acompañamiento cítrico, junto a una base de canónigos y frutos secos, convertía el injustamente poco reconocido pescado de roca, en un manjar extraordinario.
Una exquisita merluza a la gallega, EXQUISITA con mayúsculas, dio paso a los postres y a la charla. Los vídeos fueron alabados, los folletos guardados en maletines y bolsos. En definitiva: un completo éxito en el que el saber hacer de nuestros cocineros ha sido clave.
Consenso, asentimiento, aquiescencia… podemos llamarle como queramos. ¿Unanimidad? Para llamarle unanimidad haría falta una votación, y votación no hubo; pero si la hubiese es seguro que nos habríamos llevado todos los votos.
En definitiva, nuestro triángulo mágico nos marca el camino a seguir.
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