Se trata del velero más antiguo de Galicia, construido entre 1915 y 1916 en una de las históricas carpinterías de ribera de O Freixo (Outes) por encargo de Joaquín Vieta Ros. Ello ha permitido que este velero haya navegado durante periodos históricos tan intensos como la Guerra Civil, la Gran Guerra Europea o la II Guerra Mundial, desempeñando servicios tan variados como el de ser barco mercante o incluso buque escuela.

En 2007, tras múltiples avatares, le esperaba el ser convertido en leña, pero un grupo de entusiastas apostó por recuperar este  gran símbolo de la cultura marinera. Actualmente, esta joya náutica histórica, perfectamente rehabilitada en 2010, goza ahora de una merecida jubilación, siendo empleada como buque de recreo para realizar apacibles paseos, permitiendo que quien desee “enrolarse” como parte de su curtida marinería pueda conocer los secretos de la navegación a vela y descubrir los parajes más bellos de la ría de Muros-Noia.  Una experiencia extraordinaria de la que proporcionarán más información en el teléfono 981 821 087 y en www.joaquinvieta.com.

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Un clima suave y elevaciones del terreno cerca de una bella zona costera parece ser el caldo de cultivo ideal para que nuestros antepasados prehistóricos diesen rienda suelta a su creatividad artística.  Los petroglifos son unos grabados rupestres tallados en rocas graníticas de la época del calcolítico, que podemos encontrar en varias zonas de nuestra comarca.

En Louro (Muros) el conjunto petroglifo de Laxe das Rodas está formado por un grupo de diez figuras que pueden representar un calendario, mientras que los grabados que se ubican en a Cova da Bruxa reproducen una combinación de animales con figuras humanas.

En la parroquia de Lesende (Lousame) encontramos grabados mayoritariamente con formas geométricas, en los que se distinguen sobre todo cuadrados y formas circulares. Sin embargo los más representativos son uno con forma de cruz y otro con forma de serpiente que puede representar un ídolo.

En A Braña das Pozas de Porto do Son, encontramos once grabados alineados a lo largo de toda la longitud de la roca. Son todos ellos unas representaciones de animales, entre las que destaca la figura de un ciervo cuya cornamenta se impone sobre el resto de las otras figuras.

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En un pueblo con una tradición marinera tan arraigada no podía faltar la lonja. Con una frenética actividad, la lonja de Muros se aloja en un edificio situado al final del puerto junto a otros almacenes de usos diversos.  

Con una fábrica de hielo, zona de subasta y pesaje, a ella llegan diariamente las capturas de gran número de barcos que atrancan en el puerto. Ver la riqueza de pescados y mariscos que pueden llegar a subastarse en una sola jornada es todo un espectáculo, además de una muestra de la riqueza de nuestras aguas.

Por el mercado de abastos pasan en una segunda fase una parte de todos esos frutos obtenidos del mar y subastados en la lonja. Como buen mercado de abastos de un pueblo marinero, rezuma vida y bullicio, pero en esta ocasión estamos obligados a prestar atención al excepcional edificio de cuatro alturas que lo alberga y a la no menos excepcional escalera exterior de doble tramo con soberbia balaustrada de cantería. Un ejemplo más de esa arquitectura armónica que tanto embellece a este concello.

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Se trata de una de las fiestas estivales más espectaculares y conocidas de la villa, y que tiene sin duda un auténtico carácter de competición. El Gran Prix de Carrilanas de Esteiro (Muros) que se celebra el tercer fin de semana del mes de julio, congrega por su singularidad a miles de personas provenientes incluso del extranjero.

Los participantes realizan un descenso vertiginoso (llegan a alcanzar los 60 km/h) por la carretera de O Maio de casi 3 kilómetros de longitud y lo singular, es que lo hacen en vehículos sin motor, artesanales y personalizados, “feitos na casa” (hechos en casa).

Lo que en su origen era la diversión de los niños que se tiraban sobre una tabla desde lo alto de la carretera, va camino de su vigésimo novena edición en 2016 y se ha convertido en una cita obligada para el visitante.

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Diseñados en 1924 por el prestigioso arquitecto Antonio Palacios, máximo exponente del modernismo en Galicia, para albergar la instalación de una central hidroeléctrica, contamos con un magnífico conjunto de edificios que se sitúan sobre la orilla del Río Tambre, en un escenario de gran belleza paisajística.

En la antigua Pesquería del Tambre, que antes servía de alojamiento para los empleados de la empresa, encontramos hoy un hotel de naturaleza, mientras que el edificio conocido como “La casa de los Frailes” está acondicionado para celebrar diferentes eventos.

Un frondoso bosque de robles, laurel o sauces nos anima a disfrutar de una zona magnífica para comidas campestres, además de ser un punto inicial para rutas de senderismo. Cuenta con un llamativo puente colgante desde el que contemplamos antiguas pesquerías y también nace allí un recorrido sobre la devesa del Nimo y la orilla del río Tambre.

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No es difícil adivinar el reptil al que debe su nombre popular esta pequeña y acogedora plaza. En ella encontraremos abrigadas terrazas para tomar algo y pasar un rato agradable entre las casas de arquitectura marinera tan característica de la villa. Eso sí, siempre vigilados (o quizá protegidos) por la misteriosa fuente de piedra, con forma de lagarto (antaño posiblemente alado), que aunque en desuso, sigue siendo la protagonista de este rincón de Muros.

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Situada en el malecón de Cadalso, la pintoresca Plaza de Abastos de Noia (también conocida por Plaza del Pescado), reúne los mejores productos de la zona en unas perfectas condiciones de higiene y de comodidad, pero manteniendo el carácter de mercado tradicional.  

Estos recintos de las poblaciones marineras están dotados de un encanto especial, y el de Noia no es una excepción, por ello es frecuente la convivencia entre los vecinos, dedicados a adquirir los alimentos que han de cocinar ese día en sus casas, con turistas ávidos de fotografiar la belleza costumbrista del lugar.

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El museo Marea de Porto do Son podría ser una nueva versión, más moderna, de alguno de los museos dedicados al mar que encontramos en varias localidades gallegas; pero el Museo Marea tiene una peculiaridad: está muy centrado en las personas.

Recoge los oficios de los que habitaron y habitan Porto do Son y otras localidades de la ría. Muestra testimonios orales de esas personas, además de numerosas piezas empleadas en oficios representativos como el de las redeiras, el funcionamiento de las bateas, el salazón o la industria conservera. El museo Marea nos presenta tanto la lucha del día a día como la inolvidable lucha contra los vertidos petrolíferos.

Resumiendo: este museo rinde homenaje a su población y a su pueblo, además de conservar su memoria histórica.

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Lo que por su exterior parece un pequeño museo es en realidad un extraordinario conjunto marino y marinero de una riqueza y un valor incalculables. Su actividad incansable (reuniones, charlas, visitas…), su trabajo constante por la cultura y el patrimonio marinero y todo lo que puede ver el visitante, lo hace merecedor del interés de turistas de todo el territorio nacional y del extranjero.

Fotografías y aparejos antiguos, maquetas, mandíbulas de tiburón, mascarones de proa, motores patentados, diseñados y construidos en la villa, una biblioteca náutica, piezas y fósiles únicos en el mundo… Sin olvidar la enorme dedicación de las personas que lo mantienen vivo desde su apertura en mayo de 2011. Prueba de ello es que en agosto de 2015 recibieron más de 6.000 visitas. No te puedes perder una visita que te mostrará lo que es capaz de hacer el ser humano cuando pone auténtico cariño en su trabajo.

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En nuestra visita a Muros nos recibe el molino de marea del Pozo Chacón, en la misma entrada de la villa.

Se trata un hermoso edificio del primer tercio del siglo XIX construido en las propias aguas de la ría para aprovechar con inteligencia la energía de los flujos de las mareas para moler el grano.

Además de la gran importancia económica que tuvo en su meomento, este edifico destaca por su monumentalidad. No hay muchos ejemplos de edificios de estas carácterísticas en España y este es uno de los de mayores dimensiones y de los mejor conservados.

El Muiño Cachón está formado por una única planta rectangular de amplia longitud y en la que se observa la diferenciación entre la zona dedicada a molino y la que hacía las funciones de almacén.

A comienzos del siglo XX, este hermoso lugar desarrolló otro tipo de actividades, los baños de Santa Rita consistían en un tratamiento sanitario basado en unos baños realizados con agua marina a media temperatura, un tratamiento en el que las algas también tenían una participación importante.

Correctamente rehabilitado, actualmente acoge un interesante museo etnográfico y una zona expositiva empleada para explicar cómo funcionaba el molino y la importancia económica y social que tuvo para los habitantes de la comarca.

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